23.7.10

Dime como argumentas y te diré como resuelves

Dice el discurso opositor –dirigentes o del periodismo, ya es imposible distinguirlos- que el kirchnerismo ejerce presión sobre los jueces desde el Consejo de la Magistratura. Pero si uno va a las estadísticas –que, curiosamente, nunca forman parte de las intervenciones en que se bastardea al gobierno en ese ítem-, resulta que parece haber una realidad bien distinta: "(...) en el período 2007-2009 se aprobaron 163 ternas por unanimidad y sólo tres con votos en disidencia, ninguno de los cuales del oficialismo. Además se resolvieron por unanimidad 1307 expedientes en materia de disciplina y juicio político y sólo 19 con disidencias. En siete de esos 19 casos, el oficialismo votó con los consejeros de la oposición y de los abogados y en contra de los tres consejeros magistrados, que se oponían a la sanción contra colegas; en cuatro la disidencia sólo versó sobre la magnitud de la sanción a imponer y en tres los votos del oficialismo se dividieron entre mayoría y minoría. En un solo caso los consejeros del oficialismo votaron solos contra todos los demás, y quedaron en minoría. No hay un solo caso en el que los consejeros del oficialismo, votando en bloque, hayan impuesto una decisión" (ver acá).


Dicen que el oficialismo agita la división de la sociedad argentina. Pero resulta ser que fue desde los cerebros de “la” “organización” opositora, la iglesia católica argentina, que se promovió el mantener apartados a una categoría de ciudadanos, los homosexuales, del amparo del estado. Y por medio de una serie de discursos nutridos de un lenguaje que de conciliador tuvo poco y nada, más bien remitió, por lo incendiario, a los tiempos de las cruzadas (ver).


Los jerarcas de la iglesia católica argentina milita contra todo lo que representa este gobierno como solo lo había hecho contra Perón a partir de su segundo gobierno, tanto que fue la columna vertebral, en 1955, de la más masiva marcha contra la democracia que hasta entonces se hubiese visto. ¿No hay ningún punto de conexión entre aquella movilización de Corpus Christi y la convocada frente al Congreso nacional el día anterior a la sanción en el Senado de la ley de matrimonio igualitario? Este bloguero pudo oír a un manifestante en la marcha anti homosexualidad –y solo por elegir uno de entre muchos discursos que dieron miedo- decir que “estos políticos está claro que quieren la destrucción total de la Argentina, del ideal Dios, Patria y familia que desde chicos todos arraigábamos muy bien”. Patético.


Dicen que el gobierno se vale del apriete de la llamada “kaja” (aberración lingüística creada a los fines de denostar la política de parar al país sobre sus propios recursos por la que optó el kirchnerismo desde 2003), del “ahogo financiero a las provincias”, para torcer la voluntad de legisladores. Pero, por ejemplo, Horacio Lores y los fueguinos ex ARI votaron contra la 125. ¿Qué pasó aquella vez? ¿No había entonces capacidad de presión? ¿Tanto empeoraron, en tan corto tiempo, las situaciones de Neuquén y Tierra del Fuego, que ahora el gobierno les puede robar alfiles legislativos? En paralelo a esto, se acepta como normal que soldados de la iglesia católica hayan tenido el tupé de llegarse hasta el parlamento para intentar sumar voluntades en favor de su postura en torno al debate por el matrimonio igualitario. O peor, que integrantes de colegios religiosos hayan amenazado, como lo hicieron, con retirarles la beca y echar de sus establecimientos a aquellos pibes cuyos padres se negasen a aportar firmas en contra de la igualdad de derechos.


Dijeron, a principios de 2010, que utilizar reservas del BCRA para pagar deuda externa casi significaría el vaciamiento de la casa monetaria. Pero si uno bien mira, a la fecha de adopción de la medida que instrumentó dicho pago, las reservas monetarias ascendían a algo más de 46.000 millones de dólares. Y desde ahí hasta este julio que empieza a terminar, se pagaron 2.700 millones de dólares. Y aún con eso, el día 15 de julio de 2010 se llegó al récord histórico de dólares acumulados en el BCRA: 50.604 millones de dólares. Falló un poco ese pronóstico. Decían, también, durante aquella que fuera bautizada “la crisis de las reservas” (deberían haberla bautizado "intento de golpe de mercado"), que el problema no era con el fondo sino con la forma en la cual se tomó la decisión, por ser por medio de un DNU, y no como según ellos debía ser, a través de una ley formal del Congreso nacional. Pero al tiempo, el 4 de mayo de 2010, el Senado se abocó a tratar una ley (que no promovió el oficialismo, sino uno de los integrantes menos radicalizados del Grupo A, Carlos Verna) a efectos de liberar las reservas y subsanar los supuestos defectos formales, que no fue acompañada por los 72 senadores en ejercicio (sino por 41, varios de ellos trasversales, contra 29, o sea paliza), como debería haber sido si tan cierto fuera que todo el embrollo se debía a cuestiones reglamentarias y no de sustancia. Se le llama coherencia.


Decían que la conformación resultante del Congreso tras los comicios de 2009 daría mayor actividad al mismo –se sancionarían más leyes, parece que hasta 2009 se sancionaban pocas-, y traería la calidad institucional –porque parece que faltaba-. Lo primero no pasó, solamente hubo un festival de medias sanciones. Lo segundo, tampoco: así fue con la inconstitucional media sanción de la “ley del cheque” (eso a juicio de los insospechados de kirchneristas Arístides Horacio Corti –especialista en Derecho Tributario, recomendamos enfáticamente leer ese hipervínculo- y Eduardo Barcesat –especialista en Derecho Constitucional, quien alguna vez denunciara la estrategia de las candidaturas testimoniales-), y el mamarracho jurídico que hubiera representado que se sancionase el ridículo proyecto de reforma de ley reglamentaria de los DNU, promovido por Margarita Stolbizer, que intentaba recortar por ley la facultad de veto que la propia Constitución Nacional asigna al Presidente de la República, que por suerte no pasó tal cual se pretendía de entrada. Ambas medias tintas duermen, hoy, el sueño de los injustos.


La pregunta es: ¿Se piensa, cuando se habla, desde que punto se parte; si correcto o incorrecto, si argumentado o meramente efectista? ¿O solo se tira por tirar, para generar mierda y enlodar el clima?


Porque ahora se ha puesto en el tapete, en esta tendencia insoportable de ir tirando temas uno tras otro únicamente a los efectos de generar cortinas de humo, la necesidad de llevar las jubilaciones al famoso 82% móvil. Y la verdad que es un tema, el del sistema previsional, que ciertamente pide una reorganización aún tras la acertadísima medida de estatizar la administración del mismo, demasiado delicado como para andar jugando. Incumbe a la vejez del hoy, a la cual se engaña con una promesa que así como está presentada es inviable, y a la del mañana, cuyo futuro sustento puede verse seriamente comprometido si la cosa no se hace con la seriedad que merece.


Primero, otro tipo que de kirchnerista tiene poco, Ruben Lo Vuolo, ha cuestionado que esa cifra, que parecería ser el número mágico (aunque, como de costumbre, nadie es capaz de profundizar por que de ello), sea la que efectivamente sea capaz de solucionar todos los problemas: "(...) Los economistas Laura Goldberg y Rubén Lo Vuolo estimaron que el valor de la jubilación mínima debería ser calculado en base al piso mínimo de la pobreza para las personas en edad pasiva, lo que requiere de un adecuado cálculo, descartando el que se define en términos generales. Las asignaciones monetarias indirectas (por caso, beneficios sociales del PAMI) y una canasta de bienes más complejas (mayor gasto en medicamentos) exigen una estimación particular. Goldberg y Lo Vuolo señalan, además, que el beneficio es individual, por lo que una pareja en edad de jubilarse gozaría de dos haberes, constituyendo un hogar con un panorama un poco más desahogado (...)" (acá).


Segundo, porque de financiación se ha hablado nada. Es una obligación legal hacerlo, porque la ley de administración financiera, en su artículo 38, establece que “Toda ley que autorice gastos no previstos en el presupuesto general deber especificar las fuentes de los recursos a utilizar para su financiamiento”, y de aprobarse, el proyecto opositor representaría un gasto no previsto en el presupuesto 2010. Y es, además, necesario, siendo que los estudios previsionales en general marcan que se necesitan 2,5 aportantes por cada jubilado, una proporción que en la Argentina se ubica en tan sólo 1,52. Esto tras que Néstor Kirchner decidiera, en su mandato, la inclusión de 2.300.000 jubilados (40% de la clase pasiva actual) que de otro modo hubiesen quedado olvidados de la vida previsional, no por culpa suya, por cierto, sino de todos aquellos quienes durante décadas se dedicaron a desquiciar el sistema previsional argentino –privatización, recorte de aportes patronales y descuento del 13% a los haberes mediante-, para querer ahora convertirse en los adalides de los pobres viejos. La propuesta de Lozano, de volver los aportes patronales a los niveles previos a 1993 cuando el recorte de Cavallo a los mismos, va por buen camino. La del resto del Grupo A, en el que también milita Lozano, no. Y no es el de Lozano el sector mayoritario en Resto del Congreso, sino el de la derecha, de quienes cabe dudar que tengan ganas de subirse a la onda de subir los aportes patronales a quienes no son sino sus propios patrones –más aún, a algunos de ellos les quieren bajar las contribuciones que hoy pagan, en alto contrasentido-. Más bien hay que pensar en que se busca forzar un veto impopular, el estallido mismo del sistema previsional o la aniquilación de la fenomenal herramienta que tiene a mano el estado para dinamizar la economía, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, de donde no se pagan los haberes, para el día de mañana, si es que llegan al gobierno, chillar por la mala herencia recibida.


Por último, cabe recordar que los firmantes de la propuesta de llevar las jubilaciones al 82% sin mención a como se financiará, aparte de todo lo ya mencionado, vienen con el pésimo antecedente de la discusión, acaecida en 2008, por la ley de movilidad jubilatoria. En aquella oportunidad, oficialismo y oposición presentaron distintas fórmulas de movilidad. Si bien ambas resultaron, a la sazón, insuficientes, la que promovían los opositores hubiese otorgado apenas algo más de la mitad de lo que ha otorgado hasta el día de hoy la que logró hacer sancionar el kirchnerismo (ver). Y eso a pesar de que, por supuesto, se denostaba, desde la oposición, la fórmula que impulsaban los bloques legislativos oficialistas (ver).

Por eso, es una obligación, desde luego, dar la discusión por atender las necesidades de los jubilados, que la verdad que no son pocas. Pero tiene que ser de un modo más serio que simplemente lanzar al voleo una cifra que hasta se asume que será igualmente insuficiente –o sea, se propende realizar un gasto enorme para terminar por no dejar completamente satisfecho a nadie-. Y, sobre todo, cabe esta vez valerse del ad hominem, porque luce totalmente justa la descalificación de los promotores del proyecto en razón de sus antecedentes.

Bien dicen, después de todo, que un mal diagnóstico deviene en un pésimo tratamiento

Volver al bipartidismo

Nunca creí que escribiría lo que sigue, siempre creí que una gran cantidad de voces enriquecía el debate político, sin embargo debo rendirme ante la evidencia y reclamar a viva voz: ¡“Volvamos al bipartidismo”!.
Tal vez sociedades más maduras puedan avanzar en ese sentido, nosotros, evidentemente no.

Corrientes es rara, “especial” dicen algunos, “tiene payé” opinan otros, pero lo cierto es que desde que nos gobiernan los radicales hay una sola verdad expuesta, contundente, irrebatible, sin atenuantes y tal vez sin antecedentes;Corrientes es la provincia más pobre del país.
Contrastando con lo que ocurre en la nación, hace diez años que Corrientes no crece como sociedad, más bien involuciona.
Nuestros índices son los peores, nuestros niveles de corrupción política están entre los más altos y nuestros dirigentes solo nos avergüenzan. Escuchar hablar al gobernador o a alguno de sus ministros pone la piel de gallina, ninguno de ellos tiene la formación intelectual que el cargo amerita. Los que nos gobiernan son grandes ignorantes.
Hay una sola premisa en nuestra cultura política, ganar elecciones, pocos o ninguno de nuestros actuales líderes políticos se preocupan por desarrollar a la provincia, los niveles de pobreza y analfabetismo horrorizan ante la menor comparación con cualquier distrito al sur o al este de Mocoretá.


Y así nos va…Los correntinos aceptamos ser maltratados y despreciados por nuestros dirigentes, aceptamos que un legislador provincial gane 20. 000 pesos mensuales y un trabajador municipal (P. Libres) apenas 750. Aceptamos que nuestros hospitales no nos curen y nuestras escuelas no eduquen a nuestros hijos.



Claro que la culpa no es toda nuestra, me refiero a los “ciudadanos de a pié”, una construcción política maquiavélica diseñada por Ramón Mestre y Oscar Aguad, y perfeccionada más tarde por Ricardo Colombi, nos dejó con los partidos políticos hechos trizas y sin defensa alguna en las cámaras legislativas.Los correntinos tuvimos en el ‘99 un anticipo del 2001, le mostramos al resto del país que es lo que se debe hacer cuando se nos termina la paciencia sacando a patadas de la casa de gobierno a Pedro Brailliard Poccard.


Echamos a Pedro, dando cátedra de dignidad popular, pero tan solo 10 años más tarde tiramos nuestra dignidad por la ventana y votamos nuevamente a Pedro para que volviera a la misma casa de gobierno de la que lo habíamos echado. ¿Qué pasó durante esos diez años?; ¿Qué “nos” pasó en ese tan corto lapso de la historia?.


Nada… No pasó nada, simplemente que lo del ’99 fue una “engaña pichanga”, Corrientes no mostró dignidad ni mucho menos. El pueblo apenas salió a la calle porque el gobierno no le pagaba el sueldo, en general la gente no miraba más allá de su naríz y la clase política, más precisamente el “Tury” Perié aprovechó la coyuntura para quedarse con el sillón; y se publicitaron los hechos como si hubieran sido jornadas heroicas, hoy, a la distancia, y luego del regreso de Pedro Brailliard, a través del “voto popular”, creo que no lo fueron.


Lo cierto es que luego de la intervención, a través de una clara maniobra de fraude electoral, (del que todos fuimos cómplices por omisión porque “creímos” que ese fraude nos “salvaba” de Tato) vinieron los Colombi y con ellos ¡chau! a los partidos políticos. El show de la fragmentación, Ricardo se comió al PJ, se metió a los partidos provinciales en el bolsillo chico del pantalón y alentó a cada patán que quería fundar un partidito a que lo hiciera y se sentara a esperar a su sombra. El reparto de los fondos públicos para financiar a las estructuras políticas pasó a ser escandaloso y cualquiera que quisiera plata se arrimaba con su sello de goma al gobernador para recibir fondos de campaña.


Ricardo la hizo fácil, no les dio plata a todos los dirigentes de todos los partidos, solo lo hizo con los más convocantes, eso hizo estallar a las agrupaciones, y con esa sola acción logró que ninguno de ellos le hiciera sombra al radicalismo. Él sabía que, mutilado el PJ, el único que estaba en condiciones de disputarle poder era Tato, y para Tato, Ricardo tenía “jueces”, el solo hecho de “moverle” las docenas de causas que tenía pendientes en la justicia haría que la imagen de Romero Feris se siguiera deteriorando.


El gobernador se comió el debate público, con la billetera compró a los políticos y con la chequera compró a los medios más importantes que dejaron de relatar la corrupción imperante.La fragmentación política ya era un hecho, y lo que muchos vimos con simpatía terminó convirtiéndose en el estigma de la política correntina.


Los años venideros vieron como las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes se llenaban de voces, UCR, PJ, Panu, PL, PA, Modico, Proyecto Corrientes, Ari, PP, FPV, etc… para más tarde agravarse aún más cuando no conforme con haber hecho “pasar a los chicos a la fiesta” logró también que estos se pelearan entre sí. Entonces había UCR ricardista y UCR arturista, PL Cassanista y PL Sitjaista, hasta logró dividir al Panu comprando legisladores “baratos” como el libreño Gustavo Pérego.


Estaba todo roto, no había oposición posible en las cámaras puesto que ni siquiera los legisladores de un mismo partido pertenecían al mismo bloque, y esa fragmentación jugaba exclusivamente para él. “Poner” a su primo en el poder fue solamente un trámite.


Ni bien confirmó la candidatura de su primo, Ricardo notó que Arturo no pretendía subyugarse a sus antojos, a poco de asumir, el nuevo gobernador, ya tenía a su primo como opositor, y no cualquier opositor; Ricardo se convirtió en “el enemigo” de Arturo.


Poco más de un año después de haber asumido su banca de diputado nacional Ricardo renunció para volver a Corrientes y ponerse al frente de la oposición, dividió el Frente de Todos, tejió nuevas alianzas, fue electo senador provincial y desde la legislatura se encargó de impedirle a su primo que pudiera gobernar.


En poco tiempo el radicalismo, que hasta ahí había sido el único partido fuerte, también quedó hecho trizas, arturistas y ricardistas se disputaban la herencia de Alem, y lo hacían como si los preceptos partidarios fueran propiedades, y los únicos que supieron capitalizar esa división fueron los peronistas.


Fabián Ríos llegó a Corrientes con un mandato presidencial, tenía que reorganizar el partido para ganar la provincia en 2009. La tarea no era menor y la unificación total no fue posible, sin embargo el trabajo que hizo fue interesante y el resultado, a pesar de no haber sido el buscado potenció las chances partidarias a futuro.


Arturo fue el más perjudicado por este grito de independencia peronista, cualquier división jugaba a favor del primo, lo que parecía un seguro triunfo terminó en papelón, al punto de que se habló de fraude en algunos distritos y fue mediante ese fraude que consiguió quedarse con la medalla de plata que a gatas lo puso en la segunda vuelta. Cabe preguntarse, ¿Qué hubiera pasado si no hubiera habido fraude, el PJ entraba segundo y disputaba el ballotage con Ricardo?.


Pero no fue así, el resultado es por todos conocido, Ricardo volvió al sillón de ferré y Arturo pasó al ostracismo político en solo 24 hs. El triunfo sobre el PJ, en primera vuelta, fue “muy finito” y eso, lejos de dejar a los peronistas lastimados, los volvió a poner en carrera.


Aquí se puede leer una triple paradoja, el que salió último quedó fortificado, por la buena performance y por los rumores de fraude en su contra; el que salió segundo, hoy, es un cadáver político; y el ganador tuvo que salir a gobernar con muy poco poder real y una imagen negativa altísima.


Ahora… ¿Cómo continúa esta historia?Sin dudas que la aparición de un proyecto peronista serio, con el respaldo del gobierno nacional por detrás de Fabián Ríos y/o Camau Espíndola cambió los planes de Ricardo, desaparecido Arturo, la polarización es un hecho y una nueva construcción está en ciernes. Buena parte de los arturistas ya se aprestan a colocarse detrás de las filas del PJ, y, por otro lado, los partidos provinciales ya entendieron que no hay chances de que puedan acceder al gobierno, al menos en las próximas elecciones; más aun, entendieron que sus posibilidades de renovar bancas, manteniendo el número, se limitan a mostrar unidad para negociar y todos ellos están reconstruyendo sus filas para renegociar alianzas con pretensiones un poco más ambiciosas.


Lo que viene apunta a un escenario con el ricardismo de un lado y el PJ del otro, detrás de ellos se alineará el resto; dos frentes fuertes que recreen una suerte de bipartidismo, concentrando el poder en sus líderes y generando cámaras legislativas con una oposición más fuerte que la actual, que se ve desdibujada por la falta de una estructura partidaria sólida detrás de muchos de sus integrantes.El poder del gobernador está visiblemente socavado respecto de su primera gestión, aunque esto no se nota a simple vista en rigor de la falta de criterios comunes entre los legisladores opositores.



Va a ser muy importante el armado político de 2011, el PJ tiene claro que si no gana con cierta comodidad la elección de “medio tiempo” sus chances se esfuman para las de gobernador en 2013; en cambio, si ganaran con claridad las legislativas del año próximo y la construcción política continuara solidificándose en la consolidación de una figura fuerte, las chances de torcer el rumbo de la historia y poner a Ricardo Colombi en el arcón de los recuerdos será un paso muy sencillo de dar.

Publicado por: Gabriel Link