13.5.10

Clarín y Techint pierden aliados en AEA

Socios en fuga
Por Carlos Romero

La guerra privada del multimedios y una reunión secreta dispararon la estampida en la comisión directiva de la entidad. Historia de lobby, intereses concentrados y nostalgias de los noventa.

Ariete. Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, y Paolo Rocca, de Techint, encabezan el ala dura del empresariado local.

Acostumbrado a instalar su agenda en todos los frentes, el Grupo Clarín logró lo impensado: terminó por abrir una inédita fisura que divide aguas entre sus poderosos socios de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). El “efecto Clarín” incluso amenaza con vaciar a ese formidable club del lobby donde la elite del sector privado se junta para imponer sus intereses económicos, en pos de la defensa del ideario liberal y el rechazo a toda regulación de los asuntos del mercado. Por lo pronto, al cierre de este artículo, cinco sillas de la comisión directiva de AEA ya habían quedado vacías y nada garantizaba que la sangría de CEOs hubiese llegado a su fin.

Integrada por los “popes” de las compañías más poderosas del país, AEA nació para aglutinar a los diversos actores de la economía criolla –rural, financiero, industrial y comercial– en la más aceitada máquina de lobby de la última década, capaz de influir de forma determinante sobre cualquier estamento, tanto sea el Estado como otros eslabones más débiles de la cadena productiva. Para que no queden dudas de su peso específico, en su sitio web AEA se encarga de contar que sus miembros facturan al año 200.000 millones de pesos y exportan por otros 10.000 millones de dólares. El detalle: en la misma página dicen darle trabajo a sólo 300 mil empleados pero sin embargo quieren influir sobre 40 millones de personas.

Continuadora de una tradición cuyos orígenes se remontan a la última dictadura militar, desde que el kirchnerismo llegó al poder esta entidad había mantenido una postura monolítica, basada en un rechazo casi constante al rumbo elegido en materia económica, en especial después del conflicto con el campo. Pero el enfrentamiento creció de forma sensible a partir de la guerra declarada entre Clarín, uno de sus fundadores, y el gobierno nacional por la sanción de Ley de Servicios Audiovisuales. En un principio, el multimedios recibió el apoyo general de los otros miembros de AEA, pero en los últimos meses algo parece haberse roto en el corazón de la entidad.

La sangría se precipitó justo después de que el holding que lidera Héctor Magnetto rompiera una regla de oro: en su cruzada contra el Ejecutivo nacional, puso en riesgo los intereses de otros socios. Y, se sabe, hay cosas con las que no se juega. Tanto que en menos de una semana, cinco de sus miembros pegaron el portazo. El último en irse fue la cementara Loma Negra, del grupo Camargo Correa, de Brasil, que se sumó a la también brasileña Petrobras, a Trenes de Buenos Aires (TBA), a Gas Natural BAN y a la láctea SanCor. Todas estas firmas manejaron la misma línea discursiva: abandonaron AEA para canalizar sus intereses comerciales en sus propias cámaras empresariales.

El mensaje tácito es que Clarín forzó una posición institucional por parte de AEA en un tema –la Ley de Medios– que otros socios consideran ajeno y que incluso podría entorpecer su relación con el Estado, del que muchos son proveedores, contratistas y hasta tienen emprendimientos conjuntos. El desbande de los CEOs comenzó una semana después de que un sector de la cúpula de AEA se reuniera, en estricta reserva, con el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, en momentos en que el máximo tribunal debe evaluar la suspensión que pesa sobre la Ley de Medios. Fue el 26 de abril pasado, cuando Magnetto entró al despacho del juez escoltado por el sector que le es afín: Luis Pagani, de Arcor; Paolo Rocca, de Techint; Sebastián Bagó, de Laboratorios Bagó; Carlos Miguens, del Grupo Miguens, y Jaime Campos, presidente formal de la entidad.

Cuando el cónclave se filtró en los medios, voceros de la Corte y de AEA sostuvieron que sólo se trataron “temas institucionales”. Sin embargo, para el kirchnerismo el mensaje fue claro: una muestra de fuerza en el seno del tribunal que deberá decidir el futuro de una norma que constituye la madre de todas las batallas en el frente comunicacional. Ya antes AEA había tenido un gesto con la Corte cuando, en medio de un cruce entre los supremos y el kirchnerismo, los empresarios pidieron respetar la división de los poderes del Estado y destacaron a la Justicia como “garante de las instituciones”.