23.7.10

Volver al bipartidismo

Nunca creí que escribiría lo que sigue, siempre creí que una gran cantidad de voces enriquecía el debate político, sin embargo debo rendirme ante la evidencia y reclamar a viva voz: ¡“Volvamos al bipartidismo”!.
Tal vez sociedades más maduras puedan avanzar en ese sentido, nosotros, evidentemente no.

Corrientes es rara, “especial” dicen algunos, “tiene payé” opinan otros, pero lo cierto es que desde que nos gobiernan los radicales hay una sola verdad expuesta, contundente, irrebatible, sin atenuantes y tal vez sin antecedentes;Corrientes es la provincia más pobre del país.
Contrastando con lo que ocurre en la nación, hace diez años que Corrientes no crece como sociedad, más bien involuciona.
Nuestros índices son los peores, nuestros niveles de corrupción política están entre los más altos y nuestros dirigentes solo nos avergüenzan. Escuchar hablar al gobernador o a alguno de sus ministros pone la piel de gallina, ninguno de ellos tiene la formación intelectual que el cargo amerita. Los que nos gobiernan son grandes ignorantes.
Hay una sola premisa en nuestra cultura política, ganar elecciones, pocos o ninguno de nuestros actuales líderes políticos se preocupan por desarrollar a la provincia, los niveles de pobreza y analfabetismo horrorizan ante la menor comparación con cualquier distrito al sur o al este de Mocoretá.


Y así nos va…Los correntinos aceptamos ser maltratados y despreciados por nuestros dirigentes, aceptamos que un legislador provincial gane 20. 000 pesos mensuales y un trabajador municipal (P. Libres) apenas 750. Aceptamos que nuestros hospitales no nos curen y nuestras escuelas no eduquen a nuestros hijos.



Claro que la culpa no es toda nuestra, me refiero a los “ciudadanos de a pié”, una construcción política maquiavélica diseñada por Ramón Mestre y Oscar Aguad, y perfeccionada más tarde por Ricardo Colombi, nos dejó con los partidos políticos hechos trizas y sin defensa alguna en las cámaras legislativas.Los correntinos tuvimos en el ‘99 un anticipo del 2001, le mostramos al resto del país que es lo que se debe hacer cuando se nos termina la paciencia sacando a patadas de la casa de gobierno a Pedro Brailliard Poccard.


Echamos a Pedro, dando cátedra de dignidad popular, pero tan solo 10 años más tarde tiramos nuestra dignidad por la ventana y votamos nuevamente a Pedro para que volviera a la misma casa de gobierno de la que lo habíamos echado. ¿Qué pasó durante esos diez años?; ¿Qué “nos” pasó en ese tan corto lapso de la historia?.


Nada… No pasó nada, simplemente que lo del ’99 fue una “engaña pichanga”, Corrientes no mostró dignidad ni mucho menos. El pueblo apenas salió a la calle porque el gobierno no le pagaba el sueldo, en general la gente no miraba más allá de su naríz y la clase política, más precisamente el “Tury” Perié aprovechó la coyuntura para quedarse con el sillón; y se publicitaron los hechos como si hubieran sido jornadas heroicas, hoy, a la distancia, y luego del regreso de Pedro Brailliard, a través del “voto popular”, creo que no lo fueron.


Lo cierto es que luego de la intervención, a través de una clara maniobra de fraude electoral, (del que todos fuimos cómplices por omisión porque “creímos” que ese fraude nos “salvaba” de Tato) vinieron los Colombi y con ellos ¡chau! a los partidos políticos. El show de la fragmentación, Ricardo se comió al PJ, se metió a los partidos provinciales en el bolsillo chico del pantalón y alentó a cada patán que quería fundar un partidito a que lo hiciera y se sentara a esperar a su sombra. El reparto de los fondos públicos para financiar a las estructuras políticas pasó a ser escandaloso y cualquiera que quisiera plata se arrimaba con su sello de goma al gobernador para recibir fondos de campaña.


Ricardo la hizo fácil, no les dio plata a todos los dirigentes de todos los partidos, solo lo hizo con los más convocantes, eso hizo estallar a las agrupaciones, y con esa sola acción logró que ninguno de ellos le hiciera sombra al radicalismo. Él sabía que, mutilado el PJ, el único que estaba en condiciones de disputarle poder era Tato, y para Tato, Ricardo tenía “jueces”, el solo hecho de “moverle” las docenas de causas que tenía pendientes en la justicia haría que la imagen de Romero Feris se siguiera deteriorando.


El gobernador se comió el debate público, con la billetera compró a los políticos y con la chequera compró a los medios más importantes que dejaron de relatar la corrupción imperante.La fragmentación política ya era un hecho, y lo que muchos vimos con simpatía terminó convirtiéndose en el estigma de la política correntina.


Los años venideros vieron como las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes se llenaban de voces, UCR, PJ, Panu, PL, PA, Modico, Proyecto Corrientes, Ari, PP, FPV, etc… para más tarde agravarse aún más cuando no conforme con haber hecho “pasar a los chicos a la fiesta” logró también que estos se pelearan entre sí. Entonces había UCR ricardista y UCR arturista, PL Cassanista y PL Sitjaista, hasta logró dividir al Panu comprando legisladores “baratos” como el libreño Gustavo Pérego.


Estaba todo roto, no había oposición posible en las cámaras puesto que ni siquiera los legisladores de un mismo partido pertenecían al mismo bloque, y esa fragmentación jugaba exclusivamente para él. “Poner” a su primo en el poder fue solamente un trámite.


Ni bien confirmó la candidatura de su primo, Ricardo notó que Arturo no pretendía subyugarse a sus antojos, a poco de asumir, el nuevo gobernador, ya tenía a su primo como opositor, y no cualquier opositor; Ricardo se convirtió en “el enemigo” de Arturo.


Poco más de un año después de haber asumido su banca de diputado nacional Ricardo renunció para volver a Corrientes y ponerse al frente de la oposición, dividió el Frente de Todos, tejió nuevas alianzas, fue electo senador provincial y desde la legislatura se encargó de impedirle a su primo que pudiera gobernar.


En poco tiempo el radicalismo, que hasta ahí había sido el único partido fuerte, también quedó hecho trizas, arturistas y ricardistas se disputaban la herencia de Alem, y lo hacían como si los preceptos partidarios fueran propiedades, y los únicos que supieron capitalizar esa división fueron los peronistas.


Fabián Ríos llegó a Corrientes con un mandato presidencial, tenía que reorganizar el partido para ganar la provincia en 2009. La tarea no era menor y la unificación total no fue posible, sin embargo el trabajo que hizo fue interesante y el resultado, a pesar de no haber sido el buscado potenció las chances partidarias a futuro.


Arturo fue el más perjudicado por este grito de independencia peronista, cualquier división jugaba a favor del primo, lo que parecía un seguro triunfo terminó en papelón, al punto de que se habló de fraude en algunos distritos y fue mediante ese fraude que consiguió quedarse con la medalla de plata que a gatas lo puso en la segunda vuelta. Cabe preguntarse, ¿Qué hubiera pasado si no hubiera habido fraude, el PJ entraba segundo y disputaba el ballotage con Ricardo?.


Pero no fue así, el resultado es por todos conocido, Ricardo volvió al sillón de ferré y Arturo pasó al ostracismo político en solo 24 hs. El triunfo sobre el PJ, en primera vuelta, fue “muy finito” y eso, lejos de dejar a los peronistas lastimados, los volvió a poner en carrera.


Aquí se puede leer una triple paradoja, el que salió último quedó fortificado, por la buena performance y por los rumores de fraude en su contra; el que salió segundo, hoy, es un cadáver político; y el ganador tuvo que salir a gobernar con muy poco poder real y una imagen negativa altísima.


Ahora… ¿Cómo continúa esta historia?Sin dudas que la aparición de un proyecto peronista serio, con el respaldo del gobierno nacional por detrás de Fabián Ríos y/o Camau Espíndola cambió los planes de Ricardo, desaparecido Arturo, la polarización es un hecho y una nueva construcción está en ciernes. Buena parte de los arturistas ya se aprestan a colocarse detrás de las filas del PJ, y, por otro lado, los partidos provinciales ya entendieron que no hay chances de que puedan acceder al gobierno, al menos en las próximas elecciones; más aun, entendieron que sus posibilidades de renovar bancas, manteniendo el número, se limitan a mostrar unidad para negociar y todos ellos están reconstruyendo sus filas para renegociar alianzas con pretensiones un poco más ambiciosas.


Lo que viene apunta a un escenario con el ricardismo de un lado y el PJ del otro, detrás de ellos se alineará el resto; dos frentes fuertes que recreen una suerte de bipartidismo, concentrando el poder en sus líderes y generando cámaras legislativas con una oposición más fuerte que la actual, que se ve desdibujada por la falta de una estructura partidaria sólida detrás de muchos de sus integrantes.El poder del gobernador está visiblemente socavado respecto de su primera gestión, aunque esto no se nota a simple vista en rigor de la falta de criterios comunes entre los legisladores opositores.



Va a ser muy importante el armado político de 2011, el PJ tiene claro que si no gana con cierta comodidad la elección de “medio tiempo” sus chances se esfuman para las de gobernador en 2013; en cambio, si ganaran con claridad las legislativas del año próximo y la construcción política continuara solidificándose en la consolidación de una figura fuerte, las chances de torcer el rumbo de la historia y poner a Ricardo Colombi en el arcón de los recuerdos será un paso muy sencillo de dar.

Publicado por: Gabriel Link

1 comentarios:

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