En las últimas semanas, el diario La Nación y algunos otros periódicos comenzaron una campaña de persecución y falsas denuncias intentando estigmatizar a los pueblos originarios como violentos, sediciosos e irracionales pasando por alto la legalidad, la Constitución nacional y los pactos internacionales que los respaldan en sus reclamos.
Lo cierto es que, sin ningún fundamento válido y acompañado por razonamientos muy débiles que llegan a confundirse con un slogan publicitario, este diario cuestionó la legitimidad del pueblo mapuche tildándolo de chileno y violento y buscándole conexiones con el malo de turno.
Para confirmar esta intencionalidad y la falta de argumentos podemos ver a quien pusieron como abanderado de “los intelectuales” (con perdón de la acepción de la palabra en el idioma castellano): al mismísimo Rolando Hanglin, que ante el diario Clarín se declaro de derecha (http://www.clarin.com/diario/2007/02/11/espectaculos/c1361370.htm), que apoyó fervientemente la guerra de Malvinas desinformando y creando un clima nacionalista para ocultar el engaño de los militares argentinos, que respaldó a la dictadura en sus “artículos” de la ultrafascista revista Somos, que luego de intentar lavar su imagen haciéndose el nudista hippie terminó manchando con una mentira a su ex compañera de nudismo y retractándose luego de que la Justicia se lo exigiera (porque la tildó de ladrona cuando ella lo denunció por maltrato) sí, ese que aburre con su muy lenta cadencia al hablar y con su peor escritura, ese nefasto lobo fascista disfrazado de cordero desacartonado y progre fue el elegido para la ofensiva.
Por otro lado, este nefasto personaje aburrido, soberbio y obvio –desde hace un tiempo– tiene un programa en la reconocida lavadora de cabezas de taxistas y vecinas Radio 10, donde continuó su campaña antimapuche pero ya con ironías porque se le terminaron los argumentos. Pero su negocio que es generar violencia (nada más lejos de un verdadero hippie) en las vecinas y tacheros dándoles la información ya digerida para que no se molesten en tener que pensar mientras lidian con el tránsito o los precios del súper y así crear consenso para justificar la violencia de sus verdaderos patrones.
Eso ya lo hicieron en Tucumán, en la comunidad chsuchagasta, cuando unos parapoliciales (pagos por terratenientes) entraron a sangre y fuego matando al comunero Javier Chocobar, de 69 años. Ellos –los falsos hippies y terratenientes– sólo podrán cumplir su objetivo si el círculo de la información queda en ese pequeño grupo de lectores del diario. Podrán lograr lo que hizo y hace (Mariano) Grondona con los militares de la dictadura: hacernos creer que estamos viviendo un caos y descontrol al que hay que aplicarle un orden extremo, la historia de siempre que tanta sangre derramó en nuestro país y que se resiste a quedar en evidencia, se resiste a irse de una buena vez.
Por eso tenemos que tomarnos el trabajo, desde cada lugar en el que estamos, de desenmascarar sus estrategias, desnudar sus oscuras intenciones, campañas y operaciones porque seguro que habrá otras manipulaciones transformando a la víctima en victimario a través de infundadas supuestas relaciones con los temerarios de turno y simplificando al máximo un conflicto, negando con ironía –sin justificación– cualquier verdad que no entre en su lógica.
* Realizador documental, director de Mapuche Nación que vuelve y de los spots de la campaña de Comunicación con Identidad. También colabora con el encuentro de organizaciones territoriales de los pueblos originarios.
Por otro lado, este nefasto personaje aburrido, soberbio y obvio –desde hace un tiempo– tiene un programa en la reconocida lavadora de cabezas de taxistas y vecinas Radio 10, donde continuó su campaña antimapuche pero ya con ironías porque se le terminaron los argumentos. Pero su negocio que es generar violencia (nada más lejos de un verdadero hippie) en las vecinas y tacheros dándoles la información ya digerida para que no se molesten en tener que pensar mientras lidian con el tránsito o los precios del súper y así crear consenso para justificar la violencia de sus verdaderos patrones.
Eso ya lo hicieron en Tucumán, en la comunidad chsuchagasta, cuando unos parapoliciales (pagos por terratenientes) entraron a sangre y fuego matando al comunero Javier Chocobar, de 69 años. Ellos –los falsos hippies y terratenientes– sólo podrán cumplir su objetivo si el círculo de la información queda en ese pequeño grupo de lectores del diario. Podrán lograr lo que hizo y hace (Mariano) Grondona con los militares de la dictadura: hacernos creer que estamos viviendo un caos y descontrol al que hay que aplicarle un orden extremo, la historia de siempre que tanta sangre derramó en nuestro país y que se resiste a quedar en evidencia, se resiste a irse de una buena vez.
Por eso tenemos que tomarnos el trabajo, desde cada lugar en el que estamos, de desenmascarar sus estrategias, desnudar sus oscuras intenciones, campañas y operaciones porque seguro que habrá otras manipulaciones transformando a la víctima en victimario a través de infundadas supuestas relaciones con los temerarios de turno y simplificando al máximo un conflicto, negando con ironía –sin justificación– cualquier verdad que no entre en su lógica.
* Realizador documental, director de Mapuche Nación que vuelve y de los spots de la campaña de Comunicación con Identidad. También colabora con el encuentro de organizaciones territoriales de los pueblos originarios.
Fuente:página12
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